La alargascencia tiene como objetivo alargar la vida de los productos de consumo para proteger el planeta. Vic Micro repara equipos informáticos y alarga su vida útil.
Vivimos en una sociedad de consumo. Esta es una frase que todos conocemos y que asumimos como definitoria de nuestra sociedad. Tenemos que consumir. Vivimos rodeados de productos desechables, desde maquinillas de afeitar, bolsas y botellas de plástico hasta bolígrafos. Sin embargo, frente a este comportamiento consumista impulsivo, ha surgido un movimiento que pretende luchar por la vida de los dispositivos mientras puedan ser operativos: la alargascencia.
Cada vez cuesta más tiempo encontrar una tienda donde reparen productos, desde una tostadora hasta una maquinilla de afeitar… todo lo que no sea vital para nuestra subsistencia, se espera de nosotros que, cuando se estropea, lo desechemos y compremos uno nuevo.
Si hay un campo donde esta sociedad de consumo se manifiesta con toda impunidad es con los aparatos electrónicos, como los ordenadores, televisores o teléfonos móviles. Por un lado la presión para que compremos el último modelo y por otro la facilidad con que dejan de funcionar bien, empujan a millones de personas a cambiar sus dispositivos al menor problema.
¿Qué es la alargescencia?
Según dice la Wikipedia: La alargascencia es un movimiento social, comportamiento o tendencia cultural inscrito en el anticonsumismo, y cuyo objetivo es alargar la duración de cualquier objeto de consumo, evitando así la sobreexplotación de materias primas, de recursos naturales y la producción de nuevos residuos.
Surge en contraposición directa a la obsolescencia programada y la propia palabra alargascencia es un acrónimo de alargar y obsolescencia.
Por tanto, todo aquel que sea consciente de los graves problemas que amenazan el futuro de la Tierra, como el calentamiento global, las islas de plástico que flotan en el océano, la explotación de países menos desarrollados para conseguir los minerales necesarios para continuar la fabricación, etc. tiene que ser militante activo de la alargascencia.
¿Qué es la obsolescencia programada?
Como hemos mencionado, la alargascencia surge como oposición a la obsolescencia programada.
Este actitud de los fabricantes es deshonesta porque supone que los productos se fabrican con “fecha de caducidad”, de manera que a partir de cierto momento todos empiecen a fallar y sea necesario sustituirlos (no confundir con el desgaste natural provocado por el uso de un dispositivo).
Así, da igual si no necesitas el último modelo de teléfono móvil, pasados unos pocos años, empezará a funcionar despacio, tendrás que sustituir la batería o el teclado dejará de funcionar bien, de manera que pienses que es mejor comprar uno nuevo que reparar el dispositivo, aunque no necesites nada de lo que te ofrecen los nuevos modelos.
La presión publicitaria, industrial y hasta social, hace que mantener un producto que tenga unos años parezca un demérito, convirtiéndolo en algo casi vergonzoso que no se puede mostrar en público.
Si quieres saber cómo hemos llegado a este punto, por qué las cosas se estropean cada vez más rápido y por qué ya nada parece fabricado para durar, tendríamos que hablar del cártel Phoebus.
El Cártel Phoebus
Un dato que tal vez no sepas es que en 1901, en el cuartel de bomberos de Livermore, en Ohio, Estados Unidos, se conectó la que se ha convertido en “la bombilla centenaria”, fabricada por la empresa Shelby Electronics y patentada por el francés Adolphe Chaillet. Esta bombilla sigue funcionando hoy, más de cien años después (Aunque ya apenas emite luz).
La tecnología de iluminación se empezó a desarrollar y las bombillas cada vez duraban más.
Fruto de la expansión, Philips y otros fabricantes europeos decidieron dar el salto a América para empezar a vender sus productos allí.
Como respuesta, la americana General Electric fundó una filial en París para comenzar a vender sus productos en Europa.
Ante la posibilidad de que unos y otros hundieran sus respectivos mercados intentando competir, se reunieron todos para formar el llamado Cártel Phoebus.
El Cártel fue formado por las más influyentes empresas del sector, incluidas Osram, Philips, Tungsram, Associated Electrical Industries, Compagnie des Lampes, International General Electric y el GE Overseas Group, quienes firmaron en 1924 un acuerdo para limitar intencionalmente la duración de las bombillas.
Camuflados bajo una empresa suiza llamada “Phoebus S.A. Compagnie Industrielle pour le Developpement de l’Eclairage“ (Empresa industrial para el desarrollo de la iluminación) se tomaron varias decisiones para controlar el mercado de las bombillas, penalizando a todo aquel fabricante que no se sometiera a las normas.
Las más conocidas son la limitación de la duración máxima de las bombillas a 1.000 horas y el reparto de los mercados mundiales entre los socios.
Desgraciadamente para los socios, el estallido de la Segunda Guerra Mundial echó por tierra los planes, y tuvieron que disolver el acuerdo para poder sobrevivir.
A pesar de todo, el ejemplo del cártel Phoebus caló en la mentalidad de los empresarios y tomaron nota de que para mantener la demanda era necesario que los productos tuvieran fallos “de diseño” que les hiciera propensos a ser sustituidos.
Vic Micro apoya la alargascencia
Vic Micro lucha contra la obsolescencia y es miembro de Alargascencia.org, red de establecimientos dedicados a alargar la vida de los productos.
En Vic Micro nos tomamos muy en serio las reparaciones de los dispositivos de nuestros clientes, porque creemos en la necesidad de seguir utilizando los productos mientras puedan servir con fiabilidad.
Consume menos para vivir mejor
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